La escuela ha llegado a la casa.
En esta entrega, importantes aportes y reflexiones de la ponencia del doctor Guillermo Echeverry Jiménez, Decano de Educación de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, Colombia.
La pertinente ponencia La Escuela ha llegado a la casa contrasta los desencuentros con los encuentros que se han dado en los hogares convertidos en aulas de clase, con ocasión del confinamiento que trajo la pandemia del Cóvid 19.
Los Desencuentros
- La presencialidad y lo remoto: dependientes de lo sensitivo inmediato y de lo gregario, más que de los argumentos y de la mediación. Como si las reuniones online, sobre la plataforma, no fueran encuentros. En la plataforma se construyen argumentos y se da mediación. Medios y mediaciones pedagógicas, como que el estudio de los problemas está en directa relación con los objetivos de la educación, toda vez que en la plataforma virtual sí se construye interacción y argumentación.
- La morada como cárcel: antes que cómodos, seguros y resguardados, nos sentimos prisioneros. Para muchos, pareciera que el confinamiento por la pandemia, el hogar fue (es) una cárcel. La casa nos espanta. En el hogar nos sentimos inseguros, como prisioneros. El hogar no es un lugar habitable ni deseable. Dormimos nos alimentamos convivimos, pero no es un lugar de educación. Esto evidencia un problema educativo, pues hemos de mirar el hogar como lugar educativo, fundamental de y para la educación. No vemos la hora de salir del encierro por no ver la bondad de la soledad y la intimidad.
- Las tecnologías sin educación: no tenemos un acercamiento educativo con la tecnología, sino más bien, ludópata o esnob. ¿Cuántos de los llamados nativos digitales utilizan las plataformas con fines educativos? Son muy visitadas las plataformas, pero no para educación. En general, las plataformas no estaban pensadas para la educación.
- La intimidad y la violencia: en el marco familiar podemos ser tanto, o más violentos que en la exterioridad. La violencia habita en las casas, así, la primera dificultad de convivencia se da en el hogar, cuando la intimidad en la morada está llamada a ser tranquila, reposada, reflexiva, saludable y reconfortante.
Los encuentros
- La fluidez de las alianzas interinstitucionales: nos hemos dado cuenta de que lo remoto no impide los vínculos formativos entre las instituciones. Sin visado, sin aeropuerto, hay encuentros internacionales. El mundo educativo se encuentra por las plataformas y ahí se desarrollan y debaten asuntos importantes.
- La ampliación de los estudiantes potenciales: en las plataformas nos encontramos con aprendices inéditos en la presencialidad. Se ha ampliado el rango de los estudiantes. La escuela ha llegado a la casa y toda la familia participa en los encuentros académicos. Más miembros de la familia participan en la educación. Así no estén matriculados participan en lo educativo, de manera que la educación la reciben los matriculados y los no matriculados.
- El hogar recibe la escuela: la morada es lugar de un currículo ampliado, que transforma tiempos, espacios y actores diversos en doble vía, lo que proviene del canon escolar y lo que emerge en los hogares. Se amplía el currículo, currículo de familia. En buena parte viene de la familia, más allá de las políticas públicas. Es emergente, irrumpe fuerte. Ahora, ¿qué hacemos con el currículo? ¿Qué de lo que hay en las casas alimenta el currículo?
- El confinamiento para la formación: autoformación, diálogo consigo mismo, ejercitación del pensamiento, soledad como refundación de la identidad íntima. Con ocasión de la pandemia, en el proceso de autoformación, tenemos plataformas, encuentros, otros interlocutores. Estos encuentros e interacciones ayudan a consolidar el proceso de autoformación.
A modo de cierre del encierro
El encierro es un recogimiento, un repliegue sobre sí mismo, lo que da la posibilidad de aprender desde la intimidad, que siempre es la potencia del pensamiento, de la reflexión, del silencio interior como cuidado. ¡Cuán valioso y potenciador es el diálogo consigo mismo! Las mejores producciones tienen que ver con la soledad y el encierro, que facilita mayor reflexión y ejercicio del pensamiento. Podemos ver entonces a la soledad como refundación de la vida íntima. Saber que el encierro connota posibilidades, puede ser potenciador.
En la morada construimos las mejores costumbres para habitar la ciudadanía. Quien mora con deleite en su hogar construye las costumbres que se despliegan en el ámbito social.
Nos educamos a partir del respeto básico en y por la morada que habitamos. Por tanto, la morada es, sobre todo, lugar de formación para la potencia de la ciudadanía desde la intimidad familiar. ¿Ir a la escuela para recibir lecciones de ciudadanía, que se pueden y deben hacer desde el hogar? En la casa están los elementos fundacionales para la construcción de la ciudadanía, para formar ciudadanos. La más alta formación es responsabilidad del hogar.
Lo anterior evidencia un lastre de alfabetización en muchas familias, por tanto, la tarea por hacer es construir un currículo para resolver problemas fundamentales del hogar. Lo no construido en casa, difícilmente la escuela lo alcanza, si no está fundamentado como insumo dentro del hogar. Implica construir un nuevo currículo, con didácticas y pedagogía, que también reconozca la oportunidad de aprendizajes y formación en los espacios y escenarios que van de la casa a la escuela y de la escuela a la casa. Muchas cosas se aprenden de la casa a la escuela y de la escuela a la casa, en las rutas, en los parques.
Hay un currículo implícito de familia que es necesario revalorar, reconociendo el problema de base de lo formativo en el hogar. Debe haber complementariedad y articulación para reconocerse mutuamente escuela y casa, teniendo en cuenta a la escuela como el lugar en el cual pasamos más tiempo.
La tarea más grande de la sociedad es la educación. Entender que nos hemos de educar entre nosotros, llevándonos a reflexionar sobre la relación y articulación entre familia, escuela y otros marcos institucionales, como los medios de comunicación, si bien la mayoría de estos últimos están soslayados. ¿Qué resuelve el estado, qué resuelven los maestros, qué resuelven los padres?
Apuntes y comentarios de Jesús Antonio Castiblanco Castro
Economista y Consultor Financiero y de Planeación Estratégica
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Julián Castiblanco
CEO Ingenieros de Marketing
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