Gestionar el cambio en las organizaciones parece sencillo cuando vemos las diferentes metodologías de cambio, tenemos enfoques que nos dan pasos clave, muy robustos en formatos, pero que en ocasiones no sabemos cómo adaptar a una organización o grupo determinado. Otras metodologías hacen énfasis en un enfoque humanista, el centro del cambio son las personas y en los últimos años con la ola del agilismo también hay metodologías que mezclan formas de actual de los marcos ágiles con gestión del cambio.

En fin, como hay varias formas de preparar un plato, en gestión de cambio tenemos diferentes recetas que buscan llegar al mismo fin, lograr que el cambio en las organizaciones sea sencillo, con la menor resistencia y se adopte lo más rápido posible para que impacte los números de la organización. Ante este desafío lo ideal es tener todos los ingredientes y crear algo que sea como un delicioso postre al que nadie se resista. Pero, como una cosa son las recetas y otra la realidad, en muchas ocasiones no tenemos todos los ingredientes y obtenerlos toma tiempo.

Y como en los buenos restaurantes el cliente, siempre espera el mejor plato en el menor tiempo posible y que el costo esté de acuerdo con la calidad esperada. En mi experiencia en las organizaciones en múltiples ocasiones he visto como la falta de planeación hace que la gestión del cambio se planifique y ejecute con pocos días de anticipación antes que el cambio se de.

En este caso pueden pasar dos cosas, que la cultura de la organización y el apoyo del equipo que operará el cambio facilite actuar rápidamente o que por el contrario en vez de una red de apoyo al cambio de diferentes áreas de la organización, tengamos una maraña de procesos y puntos de vista que retrasen, boicoteen o incluso detengan el cambio en último momento.

Por eso insisto que, como en la culinaria (aquí les cuento que soy una aficionada a intentar nuevas recetas), estemos atentos a la cultura de las organizaciones, como los pueblos no todas son iguales hay algunas que les gusta las acciones rápidas y efectivas, como la comida rápida; y hay otras que prefieren las comidas en varios tiempos o los platos gourmet único y muy sofisticados. Para combinar varias metodologías e inventar nuestra propia receta para gestionar el cambio, a la medida de nuestra organización o nuestro proyecto, tenemos que conocer y practicar diferentes metodologías de cambio y elegir la mejor para lograr los objetivos del cambio.

Además, tener en cuenta que como los clientes de un restaurante no todas las organizaciones son iguales. Así como en la cocina podemos innovar y crear algo nuevo a partir de una receta tradicional de la misma manera podemos combinar y reinventar nuevas formas de hacer gestión del cambio siempre que conozcamos bien las metodologías sus fortalezas y debilidades..

En resumen, como en la cocina hay que saber de ingredientes y técnicas, elegir los mejores ingredientes, conocer a los involucrados en el cambio y por supuesto estar dispuestos a crear nuevas “recetas” para gestionar el cambio, aprender rápidamente de los errores e intentar varias veces la receta ideal, hasta obtener ese plato ideal, que es el resultado positivo del cambio que toda organización espera

Por: María Victoria de Castro Bello, Consultora de Cambio, Innovación y Cultura.


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